martes, 1 de diciembre de 2009

Suiza 1 - Europa 0


Ya era tarde, pero seguíamos charlando bajo la luz ocrácea y tenue de nuestro viejo bar. Mientras restregábamos nuestras coderas por la barra pegajosa, brindábamos:

- Enhorabuena. Hoy, 1 de diciembre entra en vigor el Tratado de Lisboa.
- ¡Aupa, Europa!

Reíamos y levantamos nuestros vasos para embaulamos otra caña. Jarrita a jarrita nuestros brindis iban ganando en fervor y alegría. Nos gusta la cerveza y las mujeres con curvas peligrosas. Podíamos elegir entre el elogio a las mujeres voluptuosas o a la vieja Europa. Que más da brindar por esa mujer inexistente que nunca te hará caso o por esa vieja mentirosa cuyo nombre figura a la puerta del lupanar burocrático de Bruselas. Es el mismo brindis al sol, así que continuamos levantando nuestras jarras por la vieja zorra cortejada por rufianes. Nos parecía más formal pero igual de esperpéntico.

En la gran pantalla del televisor continuaba la retransmisión del partido. Suiza, ese pequeño país de poco más de 40.000 kilómetros cuadrados, estaba ganando por goleada a los todopoderosos europeístas. Y es que ya teníamos que estar acostumbrados a que el pequeño país helvético nos de un baño de… democracia.

Mientras que un suizo tiene la posibilidad de influir en muchas de las decisiones de su gobierno en el resto de Europa se nos hurta la capacidad de decidir o se nos hace trampas en el juego. El mejor ejemplo es el Tratado de Lisboa.

Se nos dijo primero que el tratado tenía que ser ratificado por todos los estados miembro pero cuando Holanda votó en contra se manifestó que Holanda era un país pequeño y que por tanto la decisión holandesa no podía condicionar al resto de estados. Cuando Francia tampoco aprobó el tratado cundió la alarma. Ya no cabía recurrir a la excusa del país pequeño. Había que buscar una solución y se encontró.

- ¡Que el pueblo no vote!

La nueva política consistía en evitar las votaciones por sufragio que pueden dar sustos. Era preferible centrarse en la votación en los parlamentos nacionales, siempre más manejables e interesados en mantener el decorado. Y se consumó el truco de trilero. Que más da si se cambian las reglas a mitad del partido.
El lema que podríamos colocar en las puertas de las instituciones europeas es:
¡Alejemos del ciudadano la funesta manía de opinar!

Que gran país Suiza, donde sus ciudadanos pueden hablar con su voto sobre si quieren o no minaretes mientras que a nosotros nos ponen un bozal en las urnas en cada decisión. Si esto es Europa, yo soy “euroescéptico”.

Podríamos haber hablado de España, pero aquí es aún peor. Así que nos miramos y seguimos tomando nuestras cervezas.


viernes, 13 de febrero de 2009

Ministerio de Iniquidad

Ya me produce un tremendo hastío tener que hablar siempre de los mismos temas pero es que la realidad se esfuerza en demostrarnos que en España la Justicia no existe. Desde la memorable cena de Felipe “Pinocho” González con el presidente del Tribunal Constitucional, justo en vísperas de la fecha en que este Tribunal tenía que decidir sobre el caso de la expropiación de Rumasa, hemos visto una panoplia completa de obscenidades: El cuarto turno o cómo colocar a los peones socialistas en la carrera judicial, al magistrado Bacigalupo dando lecciones de prevaricación, a un juez “tentetieso” presentarse en las listas de un partido político y luego volver a su juzgado a deshojar la margarita del imputo, no imputo al secretario general de ese partido.

Más recientemente hemos visto casos "soufflé", como el del lino, que cuando se abre la puerta del horno se deshacen solos pero dejan en la cocina olor a intereses de partido. Sabemos que los jueces se manchan las togas con el polvo de los caminos y que los fiscales se limpian el ojete con sus libros de leyes, como cuando deciden esperar a que pasen unas elecciones antes de actuar para no perjudicar los intereses socialistas. También hemos retransmitido, en directo y por televisión, la bronca de la Vicepresidenta de nuestro desgobierno a la presidenta del Constitucional, el tribunal que no quiere opinar sobre el estatuto catalán.

Cuando debiéramos estar curados de espanto nos enteramos de la cena de los idiot… de los espabilados: un ministro de justicia, un magistrado, una fiscal y un responsable de la policía judicial. ¡Manda muflones! Desde los tiempo de la Inquisición no se había visto aquelarre como éste, ni tanto cuerno ni tanto cabrón.

Prometía Rodríguez, el mesías progre, que él iba a ampliar nuestros derechos. Pues Rodríguez, yo prefiero menos derechos y más Justicia. Llevo treinta años oyendo lemas acerca de una justicia más democrática. Ignoro si es más democrática pero garantizo que es menos justicia.

La reunión, el conciliábulo de tanto “escopetón” en Torres (Jaén) es la plasmación nítida de una justicia propia de cualquier país totalitario. Hiede a justicia de checa. Apesta.

Necesitamos resucitar a Miguel Miura o a Enrique Jardiel Poncela para que pongan de nuevo de moda el teatro de lo absurdo, para que pongan texto a la patética escena de la montería:

(Se levanta el telón y se ve a unos cazadores dialogando en un paisaje rural)

Escopeta 1
- El jefe quiere detenciones y va a haber detenciones.
Escopeta 2
- Yo pongo los cargos
Escopeta 3
- Yo los juzgo y condeno
Escopeta 4
- Y nuestra prensa y TV airea el escándalo
Escopeta 3
- Y que hay de los casos que atañen los nuestros
Escopeta 4
- Esos casos se pueden tapar

(Todas las escopetas hacen mutis por el fondo del escenario mientras charlan sobre cinegética, flores y esas otras cosas sobre las que se conversa en el campo. Fin de la escena)

Debe renacer esa tradición tan española del teatro de lo absurdo para luchar contra ese subgénero de cine de sombras que pienso llamar spaghetti-tribunal.

Es increíble ver cómo el Sr. Derechitos se esfuerza tanto en conseguir lo mismo que ha procurado toda la izquierda anti-democrática que habitado este planeta: terminar con la Justicia. El socialismo español sigue siendo portador del mismo síndrome siniestro que ha padecido desde su origen y que se resume en no distinguir entre Gobierno, Estado y partido. Su enfermedad se manifiesta en su obsesión por utilizar todos los recursos del Estado contra sus rivales. Su insania consiste en intentar ser la ley, el juez y la parte aunque sea a costa de la sociedad.


viernes, 6 de febrero de 2009

San Botín, San Desprecio

Escuchaba esta tarde un corte de radio en el que se escuchaban unas declaraciones de Emilio Botín. Vaya por delante que ni el Sr. Botín ni el Banco de Santander han sido nunca santos de mi devoción, pero en esta ocasión he de reconocer que sus palabras me han producido una impresión tremenda. Su frase literal, dirigida al Ministro de Industria, es

“Las declaraciones de un ministro, bueno…no es la… son las declaraciones de un ministro.”

Difícilmente se pueden decir más cosas del ministro de las bombillas. Me viene a la cabeza el refrán “no hay mejor desprecio que no hacer aprecio” y estas palabras son la condensación de este desprecio. Es una manera elegante de decir que este ministro en un cero a la izquierda, que no pinta nada, que lo que dice “me entra por un oído y me sale por otro”.

Esto es lo que pasa cuando se selecciona como ministro de cualquier materia a un teórico, en este caso de la economía, al mandamás en un centro de estudios, a un orate que casi nunca acertó en sus predicciones.

En una universidad nunca se enseña a tomar decisiones sobre el mundo real ya que todas las actividades se desarrollan en un entorno teórico. Alguien que nunca se ha preocupado de crear riqueza, de pagar una nómina o de competir abiertamente en el mercado raramente podrá ser un ministro cuya memoria merezca algo más que el cubo de la basura.
Si la decisión más dura a la que te has enfrentado cada mañana es elegir el color de la corbata estás condenado al fracaso y si encima alcanzas una responsabilidad política lo único que puedes hacer es condenar al fracaso a una sociedad.

Para colmo el personaje tiene los arrestos para decir que “éste es un Gobierno muy dialogante pero es un Gobierno firme”

Voy a recordar a Sebastián lo que dice el diccionario de la Real Academia Española como primera acepción de la palabra dialogante.

1. adj. Abierto al diálogo, al entendimiento.

Así que igual que confunde las ideas con las bombillas también equivoca diálogo y charlatanería.

El Gobierno de Rodríguez es el gobierno de la charlatanería, de la propaganda. Es un gobierno refractario al diálogo salvo con los terroristas y los dictadores. En ningún momento de esta legislatura ni da la anterior ha tratado de llegar a algún punto de entendimiento con sectores enteros de la Sociedad. Como ejemplo, ya que todos estamos ahora preocupados por la profundidad de la crisis económica, podemos elegir el nombramiento del cargo de Gobernador del Banco de España. El Partido Socialista rompió toda la tradición en la elección del puesto e impuso radicalmente a su candidato. ¿Será por ésto por lo que el Banco de España se prestó al embeleco de la ocultación de datos sobre la crisis?

miércoles, 4 de febrero de 2009

El complejo

La izquierda arrastra un tremendo complejo. Presumen de laicismo, atacan a la Iglesia pero en el fondo se sienten atrapados en la más pura tradición judeo-cristiana: la culpa. El socialismo siente un gran complejo de culpa: la culpa de los demás. Necesitan personalizar la responsabilidad de todos los sucesos negativos en otras personas, buscar alguien al que acusar, culpar a otros.

Esta semana toca atacar a la banca. Rodríguez da la señal durante el fin de semana y comienza el pin, pan, pun. Ministros, secretarios, presidentes de comunidades autónomas o sindicatos. Todos responden a la orden y deslizan la consigna: “la culpa de la crisis es de la banca”.

El secretario general del sindicato responsable del mayor timo inmobiliario de la historia de España habla sobre la responsabilidad de un posible recrudecimiento de la crisis si continúa la destrucción de empleo ligada a la falta de crédito bancario. En resumen, si se destruye empleo la culpa es de la banca. Para que hablar del Gobierno o de los sindicatos. La baja productividad o la falta de preparación de los trabajadores ¿no tendrán algo que ver?

Los socialistas extremeños dejan caer en sus discursos la idea de la nacionalización de alguna entidad financiera. Esto me suena. Me recuerda a los discursos de mi niñez cuando los programas de estos partidos prometían la nacionalización de la banca. Casi treinta años después están desempolvando los mismos panfletos. Pues nada, que se alíen con Falange que también promovía la nacionalización de los bancos.

El Ministro de Industria, Turismo y Comercio advierte de que “al Gobierno se le está acabando la paciencia con los bancos”. Las perlas que suelta este palomo no tienen desperdicio:
- Los bancos "son los causantes” de la crisis
- "Tienen que hacer un ejercicio de responsabilidad en este país y aflojar la situación del crédito"
- "Esperemos que los bancos den la talla"
- El Gobierno "actuará en consecuencia"

De nuevo tratando de convencernos de que la culpa es de la banca. Los causantes siempre son los demás, nunca puede ser el Gobierno que ocultó la crisis. Entérate bien votante - repiten sin parar – la culpa nunca puede ser del Gobierno que presumió de las mayores cifras de crecimiento y de que sus peores cifras de paro serían siempre mejores que las de Aznar.

Si las entidades financieras han cumplido con todas las regulaciones y los organismos supervisores del sector no han encontrado ningún motivo para criticar su gestión difícilmente se sostienen ciertas acusaciones. Si existe alguna conducta dudosa lo que tiene que hacer el Ministro es presentarse en un juzgado.

La última frase aterra. Si pienso en esto como en una advertencia pronunciada por el Ministro que tuvo la “genial” ocurrencia de regalar bombillas de bajo consumo me espero que la consecuencia puede ser obligar a los directivos de banca a llevar en los meses de canícula corbatas de Mickey Mouse. Si pienso en que la amenaza proviene del resentido que tuvo relación con el caso del dossier contra el presidente de BBVA, esto tiene tintes muy diferentes. Por cierto, espero que Leire Patín, tan sensible con los dossieres de otros, recuerde casos como éste o como los de la era González, porque todavía queda mucho por explicar.

domingo, 1 de febrero de 2009

La justicia esta de fiestuqui

Sigue nevando. Desde mi ventana puedo ver la caída incesante de los copos de nieve. Así de incesante pero más duradera ha sido también la degeneración y caída de uno de los pilares de cualquier estado: el poder judicial.

Desde la fecha en la que el alcalde andaluz Pedro Pacheco dijo que la justicia era un cachondeo hasta nuestros días han pasado varias décadas en las que muchas mañanas nos hemos desayunado con titulares de prensa que hacían referencia a sentencias judiciales estrambóticas, hemos comido con noticias sobre el retraso en las sentencias y nos hemos acostado con la manipulación en los asuntos judiciales. En estas tres décadas se ha trabajado denodadamente para hacer de la Justicia un desastre. Tanto es así que deberíamos representar a la Justicia con una venda cubriendo sus ojos y con los brazos atados a la espalda.

Dudo de la salud de nuestro régimen de "votocracia" si no existe justicia. Sin justicia no hay democracia. Que un poder judicial independiente es básico para el funcionamiento de cualquier estado de derecho es algo que no se puede poner en duda. Que las sentencias se dicten en plazos razonables es otro requerimiento y, por último, que se sustancien sobre criterios jurídicos sólidos. Desde la muerte de Franco hemos convivido con muchos políticos y con algunos jueces que han trabajado únicamente para terminar con la independencia de la justicia y convertirla en un mero apéndice del poder político. Las personas, los ciudadanos, hemos llegado a ver esta institución no como algo que nos ampara sino como algo ineficaz y de dudosa utilidad. Pedir amparo a la Justicia se ha convertido en una lotería o en un deporte de riesgo.

Últimamente la Justicia esta continuamente en primera página por muchos motivos: el espectáculo de la renovación de cargos, el caso Mari Luz, la huelga de jueces, la sentencia sobre la objeción a educación para la ciudadanía…

De la escombrera judicial se pueden recuperar muchos ejemplos de sinrazón y de una doble vara de medir:

El caso Mari Luz es uno de tanto solo que, a diferencia de otros, alcanzó gran notoriedad pública. Los políticos, delante de las cámaras, se dieron golpes de pecho pero todos tranquilos. Les aseguro que no tomarán ninguna decisión para cambiar las leyes que permiten que un depravado esté en la calle ni dotarán de más medios a los juzgados. Es más fácil culpar al juez que reconocer que los juzgados carecen de los medios más básicos para realizar su cometido o que las leyes no se han dictado con realismo.

Al juez Calamita es expedientado por uno de los “n” TSJ al considerar que pedir un informe psicológico es dilatar torticeramente el procedimiento pero al mismo tiempo no pasa nada si Garzón no investiga sobre el chivatazo del bar Faisán, ni cuando se acumulan los expedientes pero se pierda el tiempo con la carnavalada de la imputación a Israel por genocidio.

No entiendo por qué el ministrillo del ramo y el PSOE se cabrean ante la posibilidad de una huelga de los jueces. El Constitucional lleva ya dos años en huelga de brazos caídos o de sesteo sobre la sentencia de lo que probablemente es el ataque más directo al entramado constitucional y no oigo sus críticas.

Con este panorama lo extraño no es que los jueces lleguen a ponerse en huelga. Lo insólito es que no seamos los ciudadanos los que nos pongamos en huelga. Huelga de ciudadanos hasta que la justicia sea independiente y desaparezcan partiditos como “Jueces para la Democracia”, huelga hasta que vuelva una Justicia con mayúsculas, hasta que laven las togas que han cogido tanta mugre con “el polvo de los caminos”.

Pacheco se quedó corto. La justicia no es un cachondeo, es un disparate.



Si desean leer sobre este tema les recomiendo el libro de Alejandro Nieto, “El desgobierno judicial



jueves, 22 de enero de 2009

Sopas Obama

Por fin tomó ayer posesión de su cargo el nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack H. Obama. Este candidato era el favorito entre los que sienten más animadversión por ese país, entre sus más encarnizados criticadores. Todos los que prefieren unos Estados Unidos debilitados apostaban por él. También conocidos especuladores que han empobrecido a muchas personas con sus tejemanejes han aportado migajas de sus fortunas en la campaña electoral de Obama. En medio de una especie de histeria colectiva ganó y desde ayer, 20 de enero del 2009, es el “hombre más poderoso del mundo”.

Yo no lo voy a criticar. Solo voy a decir que me sorprenden dos cosas, por un lado las expectativas que se han generado en torno a su persona y por otro la evolución, el cambio del personaje. Reconozco mi incapacidad para anticipar cual será el resultado de su mandato aunque es cierto que parte en unas condiciones de opinión pública altamente favorables para él. Incluso el hecho de que la materialización de la crisis se haya anticipado a su toma de posesión puede ser utilizado como una buena excusa si no consigue los resultados esperados, y desde luego que es una buena razón para no conseguirlos.

En todo caso confieso que mis expectativas no son altas. Para mí Obama, a día de hoy, es fundamentalmente un producto de marketing, algo que se puede encontrar en una estantería y que por su empaquetado resulta atractivo. Hasta ahora todo lo que me parece es un envoltorio atractivo, en cartón de calidad y con una cuatricromía bien impresa. Se trata de un articulo bien publicitado y que ha conseguido aceptación entre el público incluso antes de su “lanzamiento comercial”.

Imaginemos que paseamos por un supermercado y que echamos ese producto desconocido a nuestro carro de la compra. Dentro de esa caja figurada hay una lata en la que a primera vista podríamos leer que se trata de chocolate, de chocolate negro. Si observáramos con más detenimiento el marbete podríamos ver que hay otra etiqueta debajo indicando que no es 100 por 100 negro, que sus genes son blancos en un 50%. Ahora ya no sabríamos si se trata de chocolate amargo o de Nocilla dos sabores.


Si hasta ahora solo conocemos sus discursos y buenas intenciones pero no tenemos idea de su capacidad ejecutoria, de su integridad una vez alcanzado el poder, ¿cómo vamos a poder anticipar su comportamiento futuro y las líneas fundamentales de su política? Nadie sabe con exactitud que hay dentro de Obama. Se me ocurre al pensar en esto una analogía con las famosas sopas Campbell. Todos hemos visto imágenes de las archiconocidas latas e incluso ese contenedor metálico ha llegado a convertirse en un icono cultural. Sin embargo, aquí en mi tierra, raramente hemos visto en vivo una lata de Campell y aún más infrecuente es haber visto o probado su contenido. ¿Cómo podemos saber que la lata de sopas Obama no está vacía?

Las palabras de su discurso inaugural han sido interesantes. Me agrada haber escuchado que pide esfuerzo, realismo y el abandono de la puerilidad. Como los viejos castellanos, lo ha afrontado y se lo ha dicho a todos con crudeza: el tiempo es frío y continuará frío mucho, mucho tiempo. Le deseo suerte y quiero terminar con sus palabras

“Good bless you and God bless the United States of America”


lunes, 19 de enero de 2009

Canela y recesión

Hoy no voy a hablar de política. El pasado fin de semana quedé con una amiga y salimos a divertirnos. Mientras picábamos algo le comenté que estaba escribiendo mi propio blog así que, de alguna manera, acordamos que hablaría sobre ella en esta entrada. Gracias, Ana, por enseñarme nuevos sitios y por tantos años de amistad.

En uno de los locales a donde arribamos conocí a Almudena y a sus amigas. Mientras un joven exploraba cómo degradar el violín acompañando una melodía que sonaba a 95 decibelios ellas se zambullían en la diversión. Disfruté viendo cómo reían y contagiaban su ánimo así que también decidí que tenían que aparecer en estas líneas. Es la ósmosis de la diversión.


Lo había pasado tan bien que al día siguiente decidí que lo celebraría preparando unas tradicionales pastas de canela. ¿Creen que bromeo? Pues pueden contemplar la prueba del delito.


Mientras pergeñaba alguna variación a la receta y su perfeccionamiento con algún añadido espiritoso, me vino a la cabeza que las personas actuamos y tomamos decisiones dependiendo de nuestro estado de ánimo, de la perspectiva, del entorno… En pocas palabras: nos adaptamos. Algunas veces obramos pensando en el futuro, otras por placer, por interés o incluso alocadamente.

El Gobierno, sin embargo, se empeña en proponer siempre las mismas soluciones, las viejas recetas, para todos los problemas. Pase lo que pase con la economía hay que incrementar el gasto, inducir al consumo y tender de forma desmedida a la intervención.

Cuando el dinero lo reparten los políticos su distribución tiende a ser ineficiente. El reparto atiende más a criterios de interés de clan, de conciliábulo de familia que a criterios de rentabilidad. Los políticos (y también muchos ciudadanos) propenden a pensar que la riqueza de las naciones es ilimitada y que si “la caja de los dineros” se vacía por la noche al abrirla por la mañana está otra vez repleta.

Las familias, los pequeños negocios, las corporaciones están tomando ya sus decisiones económicas en una dirección opuesta a la de sus dirigentes. ¿Quién creen que medita más concienzudamente sobre el futuro de sus decisiones? ¿El que se juega su dinero o el que juega con el dinero de los demás?

Bueno, como ven, al final no he hablado de política, ¿no?